martes, 27 de mayo de 2014

Diversidad de vida

 Disfrutar de la magnífica diversidad de paisajes y especies en la península es todo un privilegio para cualquier apasionado de la naturaleza.

 Las mañanas de niebla nos deleitan con sus juegos de luces y un arroyo de aguas cristalinas nos sumerge en un mundo de torrenteras y verde vegetación.

 
 
 
  
 
Junto a los cursos de agua, pequeños anfibios como la rana patilarga tiene su hábitat en los húmedos bosques de ribera.
 
 
 
 
Una tímida cierva asoma entre el denso brezal
 
 
 
mientras la jabalina y sus jóvenes y vivarachos rayones cruzan fugazmente por un camino, buscando la protección del matorral.
 
 
 
La banda sonora de la naturaleza corre a cargo de las aves, que como este macho de tarabilla, apostado en un visible lugar, intenta atraer con sus trinos a alguna compañera.
 
 
 
Pequeños prados y claros del bosque son frecuentados por el corzo, tan exigente y delicado en su alimentación, buscando brotes y finos tallos. Pasados los malos momentos del invierno, la primavera le brinda alimento suficiente para que el macho luzca en esta época su mejor cornamenta.
 
 
 
En estos prados de montaña, un abejorro se afana incansablemente yendo de flor en flor recolectando polen y cumpliendo la importantísima labor de polinizar multitud de especies vegetales,
 
 
 
y como no, el astuto y ajetreado zorro, buscando en esta ocasión algún que otro topillo entre las altas hierbas.
 
 
 
Un viejo y denso robledal sirve de refugio a la simpática ardilla, tan dependiente de los bosques donde poder conseguir refugio y alimento.
 
 
 
En las cumbres y zonas altas de montaña, rebecos y cabras montesas se desenvuelven con una agilidad a veces difícil de creer, y en lugares donde no son castigados por la caza se muestran relativamente curiosos y confiados. A fin de cuentas, si les respetamos, podemos llegar a integrarnos en su hábitat sin interferir en sus quehaceres diarios.
 

 
 
 Y como punto final, mamá osa, siempre atenta y vigilante del osezno nacido este invierno en la oscura y apartada osera. Ahora, en los primeros meses de vida, buscará la osa lugares abruptos y escarpados donde poder alimentarse y tener resguardado al joven esbardo de posibles peligros, como lobos, zorros y algún oso macho adulto.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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