Esta pieza es el conejo (Oryyctolagus cuniculus), mamífero de valor incalculable sobre el que depredan multitud de carnívoros pequeños, medianos y grandes, sean aves, mamíferos o reptiles.
Siempre atento y en constante alerta, el conejo nunca dejó de prosperar, y su alta tasa de natalidad le permitía suplir las bajas causadas por los depredadores. En la mayoría de los ecosistemas, principalmente en el monte mediterráneo, los conejos campaban a sus anchas, formando auténticas colonias de cría.
Hasta que llegó la intervención del ser humano: propagó el virus de la mixomatosis en la población de este roedor, lo que supuso y aún supone la mortalidad gran parte de sus efectivos.
Años después, la aparición de otra enfermedad, la neumonía hemorrágica vírica, vino a diezmar aún más a la ya maltrecha población de conejos.
Casi paralelamente a esta tragedia, vino la caída en picado de las especies más especializadas y que basaban su sustento en el conejo, auténticas joyas de la naturaleza como el lince ibérico, el águila imperial y perdicera y otras tantas, y nos enseñaron lo relacionados que están los seres vivos unos con otros.
Sirva esta pequeña y humilde entrada de mi blog como homenaje a tan valioso animal, con el deseo de que a pesar de los malos momentos que en muchos lugares corren para la especie, pueda ir remontando poco a poco su población hasta que nuevamente podamos seguir llamando a Hispania "tierra de conejos", como la denominaron los fenicios.
Alguna imagen más de nuestro entrañable conejo:
Y algún vídeo:
feliz en su encame:
en pugna con las pulgas:
buscando tiernos brotes:
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