Desde entonces han sido numerosos los encuentros con el lobo a lo largo de todos estos años, donde he recorrido gran parte de sus territorios en la península ibérica.
Las montañas cantábricas:
Reserva regional de Riaño, León
Reserva de Degaña, Asturias
Fuentes Carrionas, Palencia
Parque natural de Somiedo, Asturias
Parque natural de Redes, Asturias.
donde comparte territorio en estas montañas con otro animal emblemático: el oso pardo.
Las montañas gallegas y sierras del norte de Portugal, con sus verdes e impenetrables fragas, rincones de tradiciones y leyendas, cabeceras y nacimientos de ríos donde encuentra refugio la nutria.
Valle río Tea, Pontevedra
Fraga en la cabecera del río Xabriña, Pontevedra
Sierra do Suído, Pontevedra
Montes da Paradanta, Pontevedra
Cabecera río Oitaven, Pontevedra
Parque natural Montes do Invernadoiro, Ourense
Parque nacional Peneda-Geres, Portugal
Nutria, Lutra lutra
En sierras, páramos y montes de Castilla y León.
Sierra de la Culebra, Zamora
Sierra de la Demanda, Burgos
Atardecer sierra de la Culebra, Zamora.
Y el protagonista de esta entrada, el lobo ibérico, Canis lupus signatus, en mi último encuentro con él en las sierras del noroeste:
En todo este tiempo he aprendido mucho de los lobos, donde lo más negativo de todo ha sido el darme cuenta de la vulnerabilidad de sus poblaciones, viviendo siempre al límite, luchando por sobrevivir en un entorno tan humanizado como es la Península Ibérica.
Un día me preguntaron si no sentía miedo de cruzarme con el lobo en el monte, mi respuestas fue: "el miedo es que desaparezca y no volver a encontrarme con él nunca más".
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