Un punto caliente de biodiversidad que alberga una rica fauna y valiosos bosques atlánticos.
Vegetación de ribera junto con robledales hacen de este entorno un lugar mágico.
Parece como si las nieblas nacieran aquí...
Un lugar donde los peces vuelan y las aves nadan...
Reo (Salmo trutta trutta)
Cormorán grande (Phalacrocorax carbo)
Multitud de peces, anfibios, aves e insectos viven en sus aguas y riberas, formando un ecosistema donde unas especies se complementan con las otras.
No será difícil descubrir a la rana verde (Rana perezii), siempre alerta ante cualquier peligro para sumergirse en el fondo del río.
O al mirlo acuático (Turdus merula), asociado a torrenteras y cursos de aguas limpias y cristalinas.
Una garza real (Ardea cinerea) pescando en sus orillas.
Libélulas (Gomphus vulgatissimus)
Zapateros (Gerris lacustris)
Una especie que no puede faltar en nuestros ríos peninsulares, la trucha común (Salmo trutta fario).
Y en su atalaya de pesca, el martín pescador (Alcedo atthis), esperando a que algún despistado pececillo quede al descubierto.
El Tea, un río lleno de vida para conservar.
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