domingo, 15 de octubre de 2017

Biodiversidad en el río.


 Observando el mundo natural que nos rodea, uno se va dando cuenta de lo importante que es cada ser vivo en la naturaleza.
 Tengo la fortuna de vivir cerca de un río donde paso horas de mi tiempo libre paseando, observando y disfrutando de la vida salvaje. A pesar de ser un entorno que forma parte de la Red natura 2000, su grado de conservación deja mucho que desear: contaminación, sobrepesca, furtivismo, degradación del bosque y un largo etcétera de amenazas. Sin embargo, y a pesar de todas las trabas, la naturaleza se aferra en sobrevivir.





 La importante materia orgánica que genera el bosque de ribera va depositándose en el río enriqueciendo sus aguas; aquí nada de lo que genera la naturaleza se desperdicia.





Multitud de insectos y pequeños invertebrados, anfibios, peces y demás seres se aprovechan de estos recursos.







Aquí, cada protagonista vive gracias al resto, beneficiándose y alimentándose unos de otros, donde varias especies de aves también buscan sustento. Y como no, generando también materia orgánica al ecosistema con sus excrementos.







Todas las especies, vegetales y animales, forman parte de un perfecto engranaje, una pirámide ecológica donde la nutria está en la cima de la cadena alimentaria. 


Han sido muchas horas estos últimos años en el río observando nutrias en su entorno, descubriendo el papel que desempeñan en la naturaleza. En muchas ocasiones, he presenciado como la garza y el martín pescador pescaban junto al depredador, alimentándose de las presas que ahuyentaba la nutria. 
Debido a la fuerte territorialidad del mustélido, en ningún momento llegará a haber una sobrepoblación de nutrias en los mismos tramos del río en que habita, por lo que evitaría que se agotasen los recursos de los que se alimenta. Más bien todo lo contrario, llegando a expulsar también a otros depredadores como el invasor visón americano.


















jueves, 18 de mayo de 2017

Lluvia primaveral



Van pasando las semanas de esta primavera en las montañas de Galicia y por fin las ansiadas lluvias hicieron acto de presencia. El pobre y escaso caudal que discurría estas últimas semanas en los ríos pudo aumentar su nivel, enriqueciendo a la costa atlántica con los sedimentos que transporta.


La ribera del río rezuma un verdor esplendoroso, y multitud de flores lucen sus mejores galas.









La juguetona nutria también parece contagiarse de la primavera, mostrándose activa a pleno día.




El pollo de mirlo acuático, ya casi del tamaño de los padres, anda rebuscando por su cuenta alguna larva de tricóptero que llevarse al pico.


Y la garduña, en sus correrías nocturnas, ya con pequeños retoños que habrá dado a luz en algún recóndito y oscuro rincón del bosque.










domingo, 19 de marzo de 2017

Garduña y gineta, reinas de la noche.

 Bosque atlántico de Galicia, lugar de leyendas donde un extraordinario mosaico de especies vegetales se entremezclan entre sí acompañando al impetuoso río de aguas cristalinas.










Aquí, en este entorno mágico, no es preciso rebuscar mucho para, en cualquiera de sus rincones, encontrar signos de la presencia de una gineta: 


También, en estos umbríos bosques, la garduña, perfectamente adaptada a trepar y moverse sigilosamente por los árboles tiene su hogar.



Es al caer la noche, cuando las sombras se hacen dueñas del paisaje, el momento en el ambas especies hacen acto de presencia.

Aquí la gineta, después de pasar el día encaramada en las ramas de un viejo roble, merodea por el suelo rebuscando entre la hojarasca del bosque:






 La garduña, que aprovechando todos los recursos alimenticios que encuentra, no desdeña acercarse  también debajo de algún viñedo para hacer buena cuenta de los racimos que cayeron al final del verano.