viernes, 19 de septiembre de 2014

Con osos y lobos en los reductos de vida salvaje cantábricos.

   La cordillera cantábrica, lugar de leyendas, frondosos valles y abruptas montañas, representa uno de los últimos reductos donde una valiosa fauna salvaje se aferra a la vida.

 
 
Los continuos frentes atlánticos que atraviesan esta cordillera, cargan de humedad los bosques, permitiendo una exuberante y rica vegetación.
 

 
 
 
Escarpadas montañas con laderas de un verde esmeralda, ríos de cristalinas aguas, densas selvas cantábricas.
 

 
 
 
Cerca de las altas cumbres, extensos matorrales de brezos, retamas y arandaneras  dan paso a rincones mágicos y encantados, donde los primeros rayos de sol se reflejan en las frías aguas de una laguna.
 


 
 
 
Y aquí, en estas montañas, compartiendo territorio entre otros con rebecos y corzos
 

 
 
un animal emblemático, después de siglos de persecución por parte del hombre, parece ir recuperándose lentamente después de haber estado al borde de la extinción en la península ibérica:
 
Es el oso pardo Ursus arctos ,el mayor de los carnívoros que deambula libre por nuestros montes, como muestra de que, con tolerancia,  podemos compartir hábitat con la fauna más salvaje y extraordinaria que vive en el viejo continente.
 
 
 
 
 
Desgraciadamente, a otro maravilloso ser que aún pervive en esta cordillera, el futuro no le pinta tan prometedor: el lobo ibérico Canis lupus signatus. Un extraordinario animal, pieza clave en los ecosistemas, al que el hombre le ha vuelto a declarar la guerra, autorizándose unos cupos de caza insostenibles para el futuro de la especie, sin una justificación científica que avale su caza de forma tan indiscriminada, todo basado en decisiones políticas.
Ojalá que entre todos los que amamos y respetamos la naturaleza, de alguna forma podamos ser capaces de detener esta masacre.
Os dejo un enlace para firmar a quien le pueda interesar:
 
La mirada de tristeza del lobo, la mirada de compasión...él sólo cumple la función para la que fue creado en la naturaleza, ser regulador de un ecosistema en equilibrio al que los seres humanos estamos destruyendo.