sábado, 22 de noviembre de 2014

Pequeños momentos del otoño.

 Una de tantas mañanas de lluvia que nos está ofreciendo la estación. En este caso en Punta Carreirón, en la isla de Arousa.

 
 
 
Los primeros rayos de sol del día se intentan abrir paso entre las brumas matinales.
 
                                                                                             Serra do Galeiro


                               Carballeda junto al río Umia
 
 
 
Descubriendo pequeños rincones fluviales junto al río Tea.
 




 
 
 
Atardece en el baixo Miño, despidiendo ya las últimas luces del día.
 


 
 
Con el sol otoñal, perdiéndose en la inmensidad del océano Atlántico.
 
 
 
 
Y una pequeña compañía en la noche: la garduña (Martes foina).
 
 
 
 
 
 
 
 

sábado, 1 de noviembre de 2014

Colores de otoño.

 Otoño en la naturaleza, donde los colores muestran todo su esplendor.
Rayos de sol intentando abrirse paso entre el bosque, nubes rojizas al atardecer, árboles caducifolios que se van tornando de tonos ocres, amarillos, anaranjados...




 

 
 
Los insectos aprovechan el sol del mediodía para deambular entre las pocas flores que encuentran, aún cubiertas del rocío de la mañana.
 
 

 
 
Una pequeña lagartija asoma tímidamente de su refugio.
 
 
 
Proliferando en el suelo tras las lluvias de la temporada, setas y hongos.
 

 
 
 
Hasta en el mar también se deja notar la estación otoñal.
 

 
 
En el río, los reos buscan ya la proximidad de los cursos altos donde tienen sus zonas de freza, y la garza real, esperando en la orilla su oportunidad de poder pescar uno...
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

viernes, 19 de septiembre de 2014

Con osos y lobos en los reductos de vida salvaje cantábricos.

   La cordillera cantábrica, lugar de leyendas, frondosos valles y abruptas montañas, representa uno de los últimos reductos donde una valiosa fauna salvaje se aferra a la vida.

 
 
Los continuos frentes atlánticos que atraviesan esta cordillera, cargan de humedad los bosques, permitiendo una exuberante y rica vegetación.
 

 
 
 
Escarpadas montañas con laderas de un verde esmeralda, ríos de cristalinas aguas, densas selvas cantábricas.
 

 
 
 
Cerca de las altas cumbres, extensos matorrales de brezos, retamas y arandaneras  dan paso a rincones mágicos y encantados, donde los primeros rayos de sol se reflejan en las frías aguas de una laguna.
 


 
 
 
Y aquí, en estas montañas, compartiendo territorio entre otros con rebecos y corzos
 

 
 
un animal emblemático, después de siglos de persecución por parte del hombre, parece ir recuperándose lentamente después de haber estado al borde de la extinción en la península ibérica:
 
Es el oso pardo Ursus arctos ,el mayor de los carnívoros que deambula libre por nuestros montes, como muestra de que, con tolerancia,  podemos compartir hábitat con la fauna más salvaje y extraordinaria que vive en el viejo continente.
 
 
 
 
 
Desgraciadamente, a otro maravilloso ser que aún pervive en esta cordillera, el futuro no le pinta tan prometedor: el lobo ibérico Canis lupus signatus. Un extraordinario animal, pieza clave en los ecosistemas, al que el hombre le ha vuelto a declarar la guerra, autorizándose unos cupos de caza insostenibles para el futuro de la especie, sin una justificación científica que avale su caza de forma tan indiscriminada, todo basado en decisiones políticas.
Ojalá que entre todos los que amamos y respetamos la naturaleza, de alguna forma podamos ser capaces de detener esta masacre.
Os dejo un enlace para firmar a quien le pueda interesar:
 
La mirada de tristeza del lobo, la mirada de compasión...él sólo cumple la función para la que fue creado en la naturaleza, ser regulador de un ecosistema en equilibrio al que los seres humanos estamos destruyendo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

sábado, 16 de agosto de 2014

Verano junto al río.

 Pocos lugares tan agradecidos en un caluroso día de verano como la fresca ribera de un río peninsular. 

La humedad reinante y la frondosidad de sus bosques, crean un pequeño microclima donde predomina el verdor de la vegetación.





         Pequeños anfibios como ranas, tritones y salamandras tienen aquí su particular refugio.





                                                        Blancas y bellas mariposas.



                                           Una garza real pescando en las cristalinas aguas.

 
 
Pequeños depredadores como garduñas y ginetas buscan cobijo entre la frondosidad del bosque de ribera, moviéndose al amparo de las sombras.
 

 
 
Y aprovechando la humedad reinante después de las tormentas y lluvias veraniegas, un curioso hongo, el Clathrus archeri, de desagradable olor y peculiar forma de estrella en la fase adulta.